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Aquiles Transo | El Madrazo

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Quintana Roo ha puesto especial énfasis, con Súper Capella, en la estrategia del Mando Único, y ha contado con el apoyo del gober Charlie Joaquín y la saliente legislatura, que reformó la ley para que el Estado tome el control del mando de las policías municipales, en casos que crean convenientes. Pero la división que ataca los ciberdelitos, quedó al margen, reducida a dos elementos.

Las medidas de seguridad, relativas al uso de equipos y usuarios y contraseñas de cuentas oficiales, entre ellas las de redes sociales, generalmente recaen en las áreas de Sistemas, mismas que deben reportar al secretario en turno (en teoría), en este caso, Súper Capella, como mandmás de Seguridad Pública estatal.

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Hasta que el sábado que hackearon la cuenta de Twitter de Seguridad Pública del estado, no quedaba claro si las contraseñas son generadas por el área de Sistemas, por un Community Manager o por el mismísimo titular de la dependencia, a través de la división de ciberdelitos. Lo que sí quedó claro fue la debilidad de la contraseña, que fue lo que provocó el hackeo.

La “enorme” división de ciberdelitos de la SSP, adscrita al C4, integrada por dos elementos, estaba en la primera de tres fases de capacitación, antes de que llegara Súper Capella.

Esa capacitación era impartida por la Policía Cibernética Federal. En la última fase, los polis podían hacer trabajo de investigación en intervención, pero con Súper Capella se desconoce si hubo continuidad. En todo caso, a estos elementos debería corresponderles el manejo de las contraseñas de las cuentas oficiales de la SSP.

El hackeo mantuvo inactiva la cuenta de Twitter de la @SSP_QRoo por un día. El domingo 18 de agosto, fue reactivada:

Súper Capella, que es conocido en Twitter por ser entrón, guardó silencio sepulcral en su cuenta personal (@Kpya), bajo el lema de “calladito me veo más bonito”.